"Por dónde empezar, ¡Aquí falta de todo!". María Ruiz (59) hace un repaso rápido de las obras pendientes en Burruyacu y resume lo que los vecinos expresaron a LA GACETA: gas natural, cloacas para todos los barrios, otro pozo de agua y más alumbrado público. Sin embargo, remarca que lo más importante es que se generen puestos de trabajo para detener el éxodo de jóvenes. En ese punto también coincide la mayoría de los habitantes de esa ciudad, ubicada a 64 kilómetros de la capital.
Por trabajo
Ruiz y su vecina Celeste García (30) comparten una rueda de mates al aire libre. Ambas remarcan que, además de los problemas de infraestructura, la falta de oportunidades y las falencias en el hospital son los problemas que aquejan a los lugareños.
María padece porque sus dos hijos están desocupados y está cansada de verlos peregrinar por un puesto. "Fueron a la Municipalidad, pero les dan trabajo a los que ellos quieren. Los familiares de los concejales tienen cargos desde el primero hasta el último. Eso no puede ser, aquí hace falta trabajo genuino", relata ofuscada. Por otro lado, añade que las quejas por la atención y la falta de recursos en el hospital local son frecuentes. "No tenemos quién saque radiografías y el dentista nunca está", demanda. García coincide y agrega que la ambulancia disponible generalmente no cuenta con oxígeno suficiente para el traslado de los pacientes. Por otro lado, la joven subraya que las nuevas generaciones reclaman fuentes de empleo: "sólo está la cosecha del limón y la Municipalidad. Pero, el municipio no puede emplear a todos y ahora toman a los chicos por 15 días y les pagan no más de $ 300. Eso sí, sólo hasta las elecciones. Después, no se sabe qué pasará".
Para Juan Carlos Díaz (55), Burruyacu está en una zona olvidada. "Estoy de acuerdo con el gobierno de José Alperovich. Pero, aquí falta mucho el trabajo. El municipio no puede ayudar a todos y por eso los toman por 10 o 15 días. Los jóvenes se van, debería haber una fábrica al menos", reniega.
Eliseo (75) afirma que es complicado mantener un trabajo estatal en época electoral: "se depende del municipio. Los políticos son celosos y si te ven hablando con otro, chau... te dejan afuera".
En las afueras
En el barrio El Ojo, los habitantes coinciden en que hace falta pavimento y más iluminación. "Tenemos que salir temprano y volver temprano porque cuando comienza a anochecer ya no se ve casi nada", advierte Lorena (18). Destaca que apenas llueve sus vecinos comienzan a padecer. "Todo se inunda. Pero eso es en el verano. Durante todo el año no tenemos agua y nos la llevan en camiones a diario", afirma su amiga Jessica (18).
Según Claudia (28), el barrio San José tiene inconvenientes similares. "Aquí falta luz en la calle y cuando llueve, es todo barro y casi no se puede salir. Por otro lado, el gas natural es muy necesario. Porque en invierno, cuando no traen garrafas por la escasez, tenemos que bañarnos o cocinar en casas de familiares", resume.
María Evangelina Aráoz (45) resalta que el Municipio hizo muchas cosas, pero que si algo falta, son las cloacas. Además, como tiene un hijo discapacitado, remarca que en la zona se necesita una escuela especial porque los niños deben trasladarse a diario a la capital para estudiar o bien, un transporte accesible y adecuado.